Dear EarthTalk: Some time ago there were issues with Native American tribes storing nuclear waste on their land, something that was both unhealthy to the communities and caused considerable controversy among tribal leaders. Where is this issue today? - M. Spenser, via e-mail
"The Nuclear Age Peace Foundation says that the government and private companies have been taking advantage of the overwhelming poverty on Native American reservations by offering tribes millions of dollars to host nuclear waste storage sites."
Image Courtesy: "U.S. Department of Energy."
Native tribes across the American West have been and continue to be subjected to significant amounts of radioactive and otherwise hazardous waste as a result of living near nuclear test sites, uranium mines, power plants and toxic waste dumps.
And in some cases tribes are actually hosting hazardous waste on their sovereign reservations—which are not subject to the same environmental and health standards as U.S. land—in order to generate revenues. Native American advocates argue that siting such waste on or near reservations is an “environmental justice” problem, given that twice as many Native families live below the poverty line than other sectors of U.S. society and often have few if any options for generating income.
“In the quest to dispose of nuclear waste, the government and private companies have disregarded and broken treaties, blurred the definition of Native American sovereignty, and directly engaged in a form of economic racism akin to bribery,” says Bayley Lopez of the Nuclear Age Peace Foundation. He cites example after example of the government and private companies taking advantage of the “overwhelming poverty on native reservations by offering them millions of dollars to host nuclear waste storage sites.”
The issue came to a head—and Native advocates hope a turning point—in 2007 when public pressure forced the Skull Valley band of Utah’s Goshute tribe to forego plans to offer their land, which is already tucked between a military test site, a chemical weapons depot and a toxic magnesium production facility, for storing spent nuclear fuel above ground. The facility would have been a key link in the chain of getting nuclear waste to Yucca Mountain, the U.S. government’s proposed permanent storage facility.
In February 2009, the U.S. Department of Energy (DOE) announced intentions to scale back efforts to make Yucca Mountain the nation’s sole repository of radioactive nuclear waste and to look into alternative long-term strategies for dealing with its spent nuclear fuel. The National Congress of American Indians, in representing the various tribes around the region, no doubt breathed a sigh of relief.
The issue essentially goes much deeper: As long as we continue to make use of nuclear energy—and many in Congress are looking to expand its role to get away from fossil fuels—the waste and spent nuclear fuel will keep coming and need to be stored somewhere. Groups like Honor the Earth, founded by author and activist Winona LaDuke to promote cooperation between Native Americans and environmentalists, are trying to persuade tribes that availing their land to nuclear power and other toxic industries isn’t worth the potential long-term damage to the health of their citizens. Honor the Earth helped convince the Goshutes to turn down a lucrative deal to store waste on their land, and is working with dozens of other tribes to try to do the same.
CONTACTS: DOE, http://www.doe.gov/ ; Confederated Tribes of the Goshute Reservation, www.indian.utah.gov/utah_tribes_today/goshute.html ; National Congress of American Indians, http://www.ncai.org/ ; Honor the Earth, http://www.honorearth.org/
In Spanish:
Querido DiálogoEcológico: Hace un tiempo atrás hubieron problemas con tribus de indios norteamericanos que almacenaban desechos nucleares en sus tierras, algo que era poco sano para las comunidades y que causó considerable controversia entre los líderes tribales. ¿Cómo van las cosas hoy? - M. Spenser, a través de email
“La Nuclear Age Peace Foundation declara que el gobierno y las compañías privadas han estado aprovechándose de la pobreza extrema en las reservaciones índigenas nativas de norteamérica al ofrecerles millones de dólares para que acepten en sus tierras sitios de almacenamiento de desechos nucleares.”
Las tribus nativas a través del Oeste norteamericano han sido y continúan siendo víctimas de cantidades significativas de desechos radioactivos y de otros materiales peligrosos a consecuencia de vivir cerca de sitios de prueba nucleares, minas de uranio, centrales eléctricas y basurales de desechos tóxicos.
Y algunas veces las tribus están realmente haciéndose cargo de desechos peligrosos en sus reservaciones soberanas—que no están sujetas al mismo estándar ambiental y de salud del resto de las tierras de EEUU—con el fin de generar rentas. Los partidarios de los indios norteamericanos afirman que la localización de tales desechos en o cerca de las reservaciones constituye un problema "de justicia ambiental", ya que dos veces más familias Nativas viven debajo del umbral de la pobreza que otros sectores de la sociedad de EEUU y a menudo tienen poca o ninguna opción de generar ingresos.
"Buscando deshacerse de desechos nucleares, el gobierno y las empresas privadas han desatendido y roto tratados, borrado la definición de soberanía del indio norteamericano, y entrado directamente en una forma de racismo económico semejante al soborno," dice Bayley Lopez de la Nuclear Age Peace Foundation . El cita ejemplo tras ejemplo del gobierno y empresas privadas aprovechándose de "la terrible pobreza en las reservaciones nativas ofreciéndoles millones de dólares para aceptar sitios de almacenamiento de desechos nucleares".
El asunto llegó a un punto crítico—y los partidarios de los indígenas nativos esperan un momento decisivo—en 2007 cuando la presión pública forzó a la banda de Skull Valley de la tribu Goshute de Utah a renunciar planes para ofrecer su tierra, que ya está metida entre un sitio de pruebas militares, un depósito de armas químicas y un centro tóxico de fabricación de magnesio, para almacenar combustible nuclear consumido a nivel de superficie. La instalación habría sido un enlace clave en la cadena para acarrear desechos nucleares a la Montaña Yucca, la propuesta instalación de almacenaje permanente del gobierno de EEUU.
En febrero de 2009, el Departamento de Energía de EEUU (DOE) anunció su intención de reducir el esfuerzo para hacer de la Montaña Yucca el único depósito de la nación para desechos nucleares radioactivos y de estudiar estrategias alternativas a largo plazo para manejar su combustible nuclear usado. El Congreso Nacional de Indios Norteamericanos, representando las diversas tribus de la región, sin duda dieron un suspiro de alivio.
El asunto va esencialmente mucho más allá: Mientras que continuemos utilizando energía nuclear—y muchos en el Congreso están contemplando expandir su papel para escapar de los hidrocarburos—el desecho y los combustibles nucleares gastados seguirán viniendo y con ello la necesidad de ser almacenados en algún lugar. Los grupos como Honor the Earth , fundado por el escritor y activista Winona LaDuke para promover cooperación entre indios norteamericanos y ecologistas, están tratando de persuadir a las tribus que poner a sus tierras a merced de la energía nuclear y otras industrias tóxicas no vale la pena dado los daños potenciales de salud a sus ciudadanos a largo plazo. Honor the Earth ayudó a convencer a los Goshutes a rechazar un convenio lucrativo para almacenar desechos en sus tierras, y trabaja con docenas de otras tribus para tratar de hacer lo mismo.
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