"Besides salt, removed snow contains accumulated amounts of antifreeze, engine oil, rubber and metal deposits from tire wear, and heaps of plastic litter, cigarette butts and other waste -- all poisonous to local ecosystems no matter where it ends up."
Image courtesy: "Dave Elmore, courtesy Flickr."
The act of removing pure white snow seems innocuous enough, but it is actually fraught with negative environmental side effects. One major concern is the snow’s salt content, as most locales use sodium chloride (rock salt) to de-ice roads. But this salt can make nearby freshwater ecosystems uninhabitable for plant and wildlife species, and can affect the quality and taste of local drinking water supplies.
Besides salt, removed snow contains accumulated amounts of antifreeze, engine oil, rubber and metal deposits from tire wear, and heaps of plastic litter, cigarette butts and other waste which is also poisonous to local ecosystems no matter where it ends up.
Researchers in Toronto, Ontario have found that at least one local snow dump has been wreaking havoc in the nearby Don River. “Road salt adversely affects sensitive species when it exceeds 200 milligrams per liter of water,” reports journalist Michael Lehan. “Almost half of the test results taken between 2002 and 2005 in the river exceeded that, and the highest concentration recorded was almost 4,000 milligrams per liter.” The result, he says, is that the river can barely support life. “Only six pollution resistant fish species…can be found in the river.” Across town in the city’s west end, the Humber River—which doesn’t have a snow dump to contend with—supports some 30 species of fish.
Many regions are working on ways to green their snow removal processes. In Maryland, for example, road crews are pre-treating major roadways with brine, a saltwater solution that helps prevent snow and ice from sticking and thus reduces the amount of salt needed after a storm. The state is also experimenting with a beet juice and brine mix with the hope that it will stick to roads better and prevent snow and ice build-up. Massachusetts pre-treats roads with magnesium chloride to help prevent incoming snow and ice from sticking, and also uses a sodium chloride and calcium chloride mix on icy roads in environmentally sensitive areas and when the temperature gets too low (below 20 degrees Fahrenheit) for rock salt to be effective. According to the U.S. Environmental Protection Agency (EPA), using de-icers properly can cut down on the amount applied overall and improve road conditions.
Regardless of how much and what de-icers a given locale chooses to use, where the resulting removed snow ends up is the most important environmental consideration. In New Hampshire, another state that’s no stranger to snow, state officials require the placement of a silt fence between snow dumps and any nearby waterways, and have mandated that snow storage areas be at least 400 feet from municipal wells.
Of course, those who complain about the environmental effects of snow removal should consider the root cause of the problems: The concentrated hazards in snow dumps—from rock salt to motor oil—are mostly a direct result of our society’s reliance on the private automobile. While asking your local and state government to green up their snow removal operations is one way to help, another is to choose mass transit or carpool whenever you can, and to convince as many friends as you can to do likewise.
CONTACTS: Maryland Department of Transportation, http://www.mdot.maryland.gov/ ; Massachusetts Department of Transportation, http://www.massdot.state.ma.us/ ; U.S. EPA, http://www.epa.gov/
In Spanish:
Querido DiálogoEcológico: ¿Cuáles son los impactos ambientales de toda la remoción de hielo y eliminación de nieve que ocurre en los caminos por todas partes tras las tormentas recientes?- Benjamin P. Sander, a través de email
“Además de sal, la nieve removida contiene cantidades acumuladas de anticongelante, aceite de motor, residuos de goma y metal de llantas desgastadas, y rumas de basura plástica, colillas de cigarrillo, y otros desechostodos venenos para los ecosistemas locales no importa donde termine parando.”
El acto de quitar pura nieve blanca parece suficientemente inocuo, pero está realmente cargado de efectos ambientales secundarios negativos. Una preocupación principal es el contenido salado de la nieve, ya que la mayoría de los lugares utilizan cloruro de sodio (sal gema) para descongelar los caminos. Pero esta sal puede hacer los ecosistemas cercanos de agua dulce inhabitables para especies de plantas y fauna, y afectar la calidad y el sabor de los suministros de agua potable.
Además de sal, la nieve quitada contiene cantidades acumuladas de anticongelante, aceite de motor, depósitos de goma y metal debidos al desgaste de llantas, y montones de basura plástica, colillas de cigarrillo y otro desechos que son también tóxicos a los ecosistemas locales no importa dónde acaben.
Investigadores en Toronto, Ontario han encontrado que por lo menos un basural local de nieve ha estado causando estragos en el Don River cercano. "La sal de caminos afecta adversamente las especies sensibles cuando excede 200 miligramos por litro de agua," informa el periodista Michael Lehan. "Casi la mitad de las pruebas tomadas entre 2002 y 2005 en el río excedieron eso, y la concentración más alta registrada fue casi 4.000 miligramos por litro". El resultado, dice él, es que el río apenas puede sustentar la vida animal. "Sólo seis especies de pez resistentes…pueden verse en el río". En el extremo occidental de la ciudad, el Humber River—que no tiene que lidiar con un tiradero de nieve—sustenta unas 30 especies de pez.
Muchas regiones están trabajando para desarrollar maneras de “ecologizar” sus procesos de eliminación de nieve. En Maryland, por ejemplo, los encargados de mantener las carreteras están pre-tratándolas con salmuera, una solución de agua salada que ayuda a prevenir que la nieve y el hielo se peguen y así reducir la cantidad de sal necesitada después de una tormenta. El estado también experimenta con una mezcla de jugo de remolacha y salmuera con la esperanza que se adherirá mejor a los caminos y prevendrá la acumulación de nieve y hielo. Massachusetts pre-trata las carreteras y caminos con cloruro de magnesio para ayudar a prevenir que la nieve y el hielo de la tormenta se pegue a las superficies, y también utiliza una mezcla de cloruro de sodio y cloruro de calcio en caminos cubiertos de hielo en áreas ambientalmente sensibles y cuando la temperatura es demasiado baja (debajo de 20 grados Fahrenheit) para que la sal de roca pueda ser efectiva. Según la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU (EPA), utilizando los deschieladores apropiadamente puede reducir la cantidad aplicada en general y mejorar las condiciones camineras.
Pero no importa cuántos y qué tipo de deshieladores decida usar una localidad, donde queda finalmente la nieve sigue siendo la consideración ambiental más importante. En New Hampshire, otro estado acostumbrado a fuertes nevazones, funcionarios estatales requieren la colocación de una valla de cieno entre basurales de nieve y cualquier vía fluvial cercana, y han ordenado que las áreas de almacenamiento de nieve estén por lo menos a 120 metros de pozos municipales.
Por supuesto, los que se quejan de los efectos ambientales de la eliminación de nieve deben considerar la causa primordial de los problemas: Los peligros concentrados en tiraderos de nieve—de la sal de roca al aceite de motor—son en su mayor parte un resultado directo de la dependencia de nuestra sociedad en el automóvil privado. Aunque pedir a su gobierno local y estatal que “verdee” sus operaciones de eliminación de nieve es una manera de ayudar, otra es escoger el transporte público o compartir los coches siempre que se pueda, y convencer a tantos amigos como usted pueda a que hagan lo mismo.
CONTACTOS: Maryland Department of Transportation, www.mdot.maryland.gov; Massachusetts Department of Transportation, www.massdot.state.ma.us ; U.S. EPA, www.epa.gov
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