"Can makers say that cans are for keeping foods fresh and allowing them to be transported safely, not for use as cooking containers. The insides of most cans on grocery shelves today are coated with food-grade epoxy, which contains Bisphenol-A (BPA) and other potentially harmful chemicals."
Image courtesy: "Nic McPhee, courtesy Flickr.
For starters, can makers don’t recommend using their products for anything but storing food unopened until it’s ready to eat. “Cans are reliable, recyclable, durable packages that keep beverages and foods fresh and allow them to be transported safely for thousands of miles, even into remote regions—but they were not made to be used as cooking containers,” says Scott McCarty of Colorado-based Ball Corporation, a leading U.S. food and beverage packaging maker.
Proponents of can-cooking cite the fact that many canned goods are already heated up in their cans to kill bacteria during the canning process, so what harm could a little more heating do? McCarty concedes that some cans are indeed heated during the packing process. “But that isn't all cans or all foods, and it is a carefully controlled and monitored process done in an environment that is made to do it.”
As for what metals may be leaching into your canned food, it depends. In the U.S., most food cans are made of steel while beverage cans are usually made out of aluminum. Chromium and nickel can find their way out of steel, but the amounts would be miniscule to nil. Slightly more troubling is the fact that aluminum—large amounts of which have been linked to nervous system disorders and other health problems—could in theory leach out of cans into their food or drink contents.
In order to prevent any such leaching—which is bad for the food and eater but also for the can (as it can cause corrosion)—the insides of most cans on grocery shelves today are coated with food-grade epoxy. But these liners have been shown to contain Bisphenol-A (BPA) and other potentially harmful chemicals. BPA is a synthetic plastic hardener that has been linked to human reproductive problems and an increased risk of cancer and diabetes. A 2009 analysis of common canned foods by the non-profit Consumers Union found measurable levels of BPA in a wide range of items including some bearing a “BPA Free” label.
The US. Food and Drug Administration is currently reviewing whether or not to allow BPA to come into contact with food items at all. In the meantime, some forward-thinking companies aren’t waiting around for an FDA ruling. Eden Foods, which prides itself on the wholesomeness of its products, worked with its packaging manufacturer, Ball Corporation, back in 1999 to switch out traditional epoxy-based liners with a baked-on, BPA-free enamel lining derived from plant oils and resins.
This technology is nothing new; in fact, Eden stumbled upon it by asking Ball what it used before epoxy liners became standard some three decades earlier. While the custom-made cans cost 14 percent more than industry-standard cans would, Eden maintains it’s worth the extra expense (which amounts to some $300,000 extra per year). “It was the right thing to do,” says Michael Potter, Eden’s president. “I didn't want BPA in food I was serving to my kids, my grandkids or my customers.”
CONTACTS: Ball Corporation, www.ball.com ; Consumers Union, www.consumersunion.org ; U.S. Food and Drug Administration, www.fda.gov ; Eden Foods, www.edenfoods.com
In Spanish:
Querido DiálogoEcológico: A menudo he cocinado alimentos en su propia lata, cosas leche condensada y sopa de hongos. Pongo la lata sin abrir en la olla a presión, la cubro con agua y la dejo cocinar durante 30 minutos. Los resultados asombran. ¿Presenta esto algún riesgo? ¿Pueden filtrarse los metales en mi alimento? - Mercedes Kupres, via email
"Los fabricantes de latas dicen que éstas están diseñadas para mantener los alimentos frescos, y ser transportados con seguridad, pero no para ser usados como útiles de cocina. El interior de la mayoría de las latas en las tiendas de alimentos está revestido con resina epóxica especial para alimentos, la que contiene Bisfenol-A (BPA), y otras sustancias químicas potencialmente peligrosas.”
Para empezar, los fabricantes de latas y tarros no recomiendan utilizar sus productos para nada excepto almacenar alimentos sin abrir hasta que estén listos para servir. "Las latas son envases seguros, reciclables, y durables que mantienen bebidas y alimentos frescos y que permiten que sean transportados sin peligro miles de millas, aún a regiones remotas—pero ellos no fueron diseñados para ser utilizados útiles de cocina," dice Scott McCarty de la Corporación Ball, basada en Colorado, un fabricante prominente de envases de comidas y bebidas.
Los defensores del cocinado en lata citan el hecho que muchos productos enlatados ya fueron calentados en sus latas para matar bacterias durante el proceso de enlatado, así que ¿qué daño podría hacer un poco más de calor? McCarty concede que algunas latas son calentadas durante el proceso de envasado. "Pero eso no cubre todas las latas ni todos los alimentos, y es un proceso muy delicado, controlado y vigilado y llevado a cabo en un ambiente que está expresamente diseñado para este fin".
En cuanto a qué metales pueden estar lixiviando en su alimento envasado, la cosa depende. En EEUU, la mayoría de las latas de alimento están hechas de acero mientras que las latas de bebidas son hechas generalmente de aluminio. El cromo y el níquel pueden escaparse del acero, pero las cantidades serían minúsculas o cuasi inexistentes. Un poco más serio es el hecho que el aluminio—del que cantidades grandes han sido ligadas a desórdenes del sistema nervioso y otros problemas de salud—puede lixiviarse teóricamente de las latas y pasar al contenido de alimento o bebida.
Para prevenir cualquier incidente de lixiviación—que es malo para el alimento y el consumidor y también para la lata misma (ya que puede causar corrosión) —el interior de la mayoría de las latas en los supermercados está revestido con resina epóxica para alimentos. Pero se ha demostrado que estos revestimientos contienen Bisfenol-A (BPA) y otras sustancias químicas potencialmente perjudiciales. El BPA es un endurecedor plástico sintético que ha sido vinculado con problemas del sistema reproductivo humano y un riesgo aumentado de cáncer y diabetes. Un análisis en 2009 de alimentos comunes envasados por la organización no comercial Consumers Union encontró niveles mensurables de BPA en una gran variedad de artículos, inclusive algunos que proclamaban en su etiqueta no tener BPA en absoluto.
La Dirección de Alimentos y Drogas de EEUU está en estos momentos evaluando si o no se puede permitir al BPA que entre en contacto con artículos de alimento. Mientras tanto, algunas compañías innovadoras no están esperando una decisión de la FDA. Eden Foods, que se enorgullece de la calidad de sus productos, trabajó ya en 1999 con su fabricante de envases, la Ball Corporation, para reemplazar los revestimientos tradicionales basados en sustancias epóxicas con un esmalte pegado al horno, carente de BPA, y derivado de aceites y resinas vegetales.
Esta tecnología no es nada nuevo; de hecho, Eden se tropezó con ella al preguntar a Ball qué es lo que usaba antes de que los revestimientos de epoxi llegaran a ser la norma unas tres décadas atrás. Aunque las latitas especiales cuestan 14 por ciento más que los tarritos estándar usados en la industria, Eden mantiene que vale el gasto extra (que asciende a unos $300.000 adicionales por año). "Se trataba de hacer lo correcto," dice Michael Potter, presidente de Eden. "Yo no deseaba ver BPA en el alimento que servía a mis niños, mis nietos o mis clientes".
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