Dear EarthTalk: There have been many contradictory reports (“it was good; it was bad”) about what came out of “COP 15,” the December 2009 international Climate Change Conference held in Copenhagen. Can you set the record straight? - Jay Killian, Brookline, MA
“Hopes were high that international negotiators in Copenhagen last December would hammer out a strong agreement to once and for all take the climate beast by the horns and begin to reign in carbon emissions worldwide. But a new binding formal agreement was not to be.”
Image courtesy: "Getty Images"
Indeed hopes were high that international negotiators in Copenhagen last December at the 15th Annual Conference of Parties (COP15) to the United Nations Framework Convention on Climate Change (UNFCCC) would be able to hammer out a strong agreement to once and for all take the climate beast by the horns and begin to reign in carbon emissions worldwide. But a new binding formal agreement was not to be, mostly because of conflicting priorities among participating countries.
Even a weaker 11th hour voluntary “framework” put forth by the U.S., China, India, Brazil and South Africa failed to win consensus support among the 119 attending heads of state. However, the resulting Copenhagen Accord—which aims to keep global temperatures from reaching any more than 2˚C (3.6˚F) above pre-industrial times—did leave the door open for a stronger agreement later, with developing countries pledging a total of $30 billion in the short term and $100 billion a year by 2020, mostly to help less developed nations adopt policies and technologies to keep carbon footprints small moving forward.
“This accord cannot be everything that everyone hoped for, but it is an essential beginning,” reports UN Secretary-General Ban Ki-moon. “The bad news is that the Accord is not legally binding and provides no plan of how to limit emissions,” says climatologist Mark Maslin of the University College of London’s (UCL) Environment Institute, pointing out that the original text leading up to the meeting called for a global cut in emissions of 50 percent by 2050, including an 80 percent cut by all developed countries.
The lack of detail in the resulting Accord regarding specific emissions reductions targets means cooperation is completely voluntary, which is not what environmentalists want to hear. “The Accord should be seen as simply a face-saving agreement,” comments Maslin. “The politics are clear: Some developed and the richer developing countries resisted the call for legal limits to emissions.”
The failure of COP15 to generate a binding agreement means that international policymaking will likely take a back seat in the effort to wean ourselves off of fossil fuels and profligate carbon emissions. Chris Flavin of the U.S.-based Worldwatch Institute believes that future progress on climate “will be driven more by domestic economics and politics rather than the international negotiating process.”
Flavin goes on to say that climate change mitigation will depend on the ability of individual nations “to persuade domestic constituents that they will benefit economically as well as environmentally from an energy transition.” He adds that future UN climate talks should focus not on overarching agreements but on practical goals like providing funding for poor countries to mitigate and adapt to climate change, accelerating international cooperation on technology, and coordinating a global effort to protect the world’s remaining forests given their capacity to store large amounts of carbon. “Efforts over the next few years will determine whether Copenhagen was a fatal setback for efforts to combat climate change, or just a painful mid-course correction,” concludes Flavin.
CONTACTS: UNFCCC, www.unfccc.int ; Worldwatch Institute, www.worldwatch.org
In Spanish:
Querido DiálogoEcológico: Ha habido muchos informes contradictorios ("fue bueno; fue malo") acerca de lo que aconteció durante "COP 15," la Conferencia Internacional de Cambio de Clima de diciembre 2009, que tuvo lugar en Copenhague. ¿Pueden Uds. aclarar la cuestión?- Jay Killian, Brookline, MA
“Había much esperanza que los negociadores internacionales en Copenhague en diciembre pasado pudiesen lograr un fuerte convenio que tomase el toro del cambio climático por las astas y comenzase a controlar las emisiones mundiales de carbón. Pero un nuevo acuerdo formal no estaba en las cartas.”
En realidad existían grandes esperanzas de que los negociadores internacionales en Copenhague el mes de diciembre pasado en la Decimoquinta Conferencia Anual de Grupos Miembros (COP15) para la Convención de las Naciones Unidas Sobre Cambio del Clima (UNFCCC) podrían lograr un acuerdo fuerte que, de una vez por todas, pudiese tomar al toro por las astas y comenzar a domar las emisiones de carbón mundiales. Pero un nuevo acuerdo firme y obligatorio no estaba en las cartas, en su mayor parte debido a conflictos de prioridades entre los países participantes.
Incluso un "esquema voluntario" más debil presentado a la hora undécima por EEUU, China, India, Brasil y Sudáfrica no pudo lograr consenso entre los 119 jefes de estado que asistieron. Sin embargo, el resultante Acuerdo de Copenhague—que se propone mantener temperaturas globales que no alcancen más de 2°C (3,6° F) por encima de los niveles de tiempos preindustriales—dejó la puerta abierta para un acuerdo más fuerte más tarde, con los países en desarrollo prometiendo una suma de $30 mil millones a corto plazo y $100 mil millones para el año 2020, principalmente para asistir a las naciones menos desarrolladas a adoptar políticas y tecnologías que apoyaran en el futuro las huellas de carbón más pequeñas.
"Este acuerdo puede que no responda a las esperanzas de todos, pero constituye un principio esencial," informa el Secretario General de la ONU Ban Ki-Luna. "El problema es que el Acuerdo no obliga legalmente a nadie y no avanza ningún plan sobre cómo limitar las emisiones," dice el climatólogo Mark Maslin del Instituto del Ambiente con el University College de Londres indicando que el texto original que llevó a la reunión requería una reducción global en emisiones del 50 por ciento para 2050, incluyendo una reducción del 80 por ciento por parte de todos los países desarrollados.
La falta de detalle en el Acuerdo resultante con respecto a objetivos específicos sobre reducciones de emisiones significa que la cooperación es completamente voluntaria, que no es lo qué los ecologistas querían oír. "El Acuerdo debe ser visto simplemente como un convenio para salvar las apariencias," comenta Maslin. "La política es clara: Algunos de los países desarrollados y algunos de los países más ricos en desarrollo resistieron la convocatoria a límites legales de emisiones".
El fracaso de COP15 para generar un convenio obligatorio significa que la política internacional probablemente va a tomar segundo plano en el esfuerzo de desligar a la humanidad de los hidrocarburos y las emisiones prohibitivas de carbón. Chris Flavin del Instituto Worldwatch basado en EEUU cree que el futuro progreso sobre el clima "será propulsado más por economía y política domésticas que por el proceso de negociaciones internacionales".
Flavin agrega que la mitigación del cambio climático dependerá de la capacidad individual de diversas naciones de "persuadir sus constituyentes domésticos que ellos se beneficiarán económicamente así como ambientalmente con una transición a otro tipo de energía". Añade que futuras conversaciones sobre el clima de la ONU no deben enfocar acuerdos super ambiciosos sino objetivos prácticos, como proporcionar fondos a países pobres para que éstos puedan mitigar y adaptarse al cambio climatérico, acelerar la cooperación internacional en la tecnología, y coordinar el esfuerzo global para proteger los bosques restantes de mundo dada su capacidad de almacenar cantidades grandes de carbón. "Los esfuerzos de los próximos pocos años determinarán si Copenhague fue un revés fatal para los esfuerzos de combatir el cambio de clima, o sólo una corrección dolorosa a mitad de camino," concluye Flavin.
CONTACTOS: UNFCCC, www.unfccc.int ; Worldwatch Institute, www.worldwatch.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario