"Our oceans are in a terrible state, thanks primarily to unrestrained commercial and industrial activity. Global warming may also take its toll, by shifting or shutting down powerful ocean currents or killing off biodiversity rich coral reefs, like the Great Barrier Reef, pictured here."
Image courtesy: "Richard Ling."
Our oceans are indeed in a terrible state, thanks primarily to unrestrained commercial and industrial activity. Overfishing and pollution have decimated once abundant stocks of fish and other marine life, and the damaging practices continue to this day despite international agreements outlawing them.
Our appetite for seafood has pushed three-quarters of the world’s fisheries to or beyond the limits of sustainability, while nine out of 10 of the sea’s large fish like tuna and swordfish have disappeared. And while it is still unclear what toll global warming will have on oceans—coral reefs dying and powerful ocean currents shifting or shutting down are two scary scenarios—the outlook is grim at best.
While George W. Bush was no friend to the environment overall, his record on ocean protection is actually not too bad. After convening a commission of experts from various disciplines to report on the state of U.S. oceans, his administration took steps to protect 215 million acres of biologically rich deep sea ocean habitat in the Pacific near Hawaii and Guam. The newly protected areas are off limits to resource extraction and commercial fishing but open for shipping traffic, scientific research and minimal impact recreation—and should provide a boon for fish and other marine species trying to recover from decades of abuse. But while such protections are a huge step in the right direction, they represent less than a drop in the bucket as to what still needs to be done to help fish stocks and marine ecosystems recover.
In light of ongoing threats, President Obama last June set up a task force to craft a national ocean stewardship policy. Led by Nancy Sutley, chair of the White House’s Council on Environmental Quality, the task force is currently working to draft a framework for sustainable management of American coastal and ocean resources. Currently 20 different federal agencies oversee some 140 ocean protection laws; Obama has charged his task force with pulling together all the different authorities and laws to focus attention on addressing the most serious challenges facing the oceans and those who manage them.
Environmentalists have been quick to praise Obama for creating the task force—something called for by Bush’s oceans commission and other experts—but it is unclear how effective it can be given competing political priorities. Some members of Congress are pushing an omnibus ocean protection bill called Oceans-21, which aims to regulate fisheries, establish a network of protected areas, provide an oceans management framework to rescue coasts and off-shore areas, and help ocean life survive global warming.
Fortunately, Americans are not the only ones concerned about the world’s oceans. The United Nations launched its Oceans and Coastal Areas Network—later renamed UN Oceans—in 2003 to coordinate ocean and coastal efforts around the world. More recently, several island nations in the western Pacific and Indian oceans formed the Coral Triangle Initiative, adopting a 10-year plan of action to avert growing threats to coral reefs, fish, coastal mangrove buffers and other marine resources across the region. While the challenges may be greater than ever, at least now our oceans are getting some long-overdue attention; only time will tell if we took action in time to stave off a global collapse of marine ecosystems.
CONTACTS: UN Oceans, http://ioc3.unesco.org/un-oceans
In Spanish:
Querido DiálogoEcológico: Los océanos están en grandes apuros y entiendo que el Presidente Obama está creando una alta comisión para resolver este problema. ¿Cuáles son los asuntos más urgentes? - Steve Sullivan, Bothell, WA
"Nuestros océanos están en apuros, gracias principalmente a la actividad comercial e industrial desenfrenada. El calentamiento planetario también puede jugar un rol nefario, al desbaratar o apagar poderosas corrientes oceánicas o matando los arrecifes de coral ricos en biodiversidad, como la Gran Barrera de Arrecifes, vista en la imagen adjunta.”
Nuestros océanos están verdaderamente en un estado terrible, gracias principalmente a la actividad comercial e industrial desenfrenada. La sobrepesca y la contaminación han diezmado lo que era anterioremente una cantidad inmensa de peces y otra vida marina, y las prácticas dañinas continúan a este día a pesar de acuerdos internacionales que las proscriben.
Nuestro apetito por los mariscos ha em pujado a tres-cuartos de las pesquerías del mundo cerca o más allá de los límites de sostenibilidad, mientras que nueve de los 10 peces más grandes del mar, como el atún y el pez espada, han desaparecido. Y aunque todavía no está claro el impacto que el calentamiento climático tendrá en los océanos—la mortandad entre los arrecifes de coral y los cambios abruptos en las corrientes poderosas oceánicas son dos posibilidades terribles—las perspectivas, en el mejor de los casos-- son desanimantes.
Aunque George W. Bush no fue—en general—un amigo del ambiente, su record de protección océanica no es realmente demasiado malo. Después de convocar una comisión de expertos de varias disciplinas para compilar un informe sobre el estado de los océanos de EEUU, su administración tomó medidas para proteger un hábitat de 215 millones de acres de océano profundo biológicamente rico en el Pacífico cerca de Hawái y Guam. Las áreas nuevamente protegidas están en zonas donde se prohibe la extracción de recursos y la pesca comercial, pero abiertas al tránsito marítimo, la investigación científica y la recreación de impacto mínimo—y deberían ser una bendición para peces y otra especies marinas que están tratando recuperarse de décadas de abuso. Pero aunque tales protecciones son un paso inmenso en la dirección correcta, ellos representan menos que una gota en el océano en cuanto a lo que todavía debería hacerse para ayudar a los peces y ecosistemas marinos a recuperarse.
En vista de las amenazas existentes, el Presidente Obama el mes de junio pasado convocó un grupo de trabajo para elaborar una política nacional de custodia oceánica. Dirigido por Nancy Sutley, presidente del Consejo Sobre Calidad Ambiental de la Casa Blanca, el grupo de trabajo se dedica actualmente a redactar un marco de explotación sostenible de los recursos costeros y de océano norteamericanos.
Actualmente 20 agencias federales diferentes supervisan unas 140 leyes de protección oceánica; Obama ha pedido a su grupo de trabajo que consoliden todas las líneas de autoridad y leyes diferentes para concentrar atención en los desafíos más graves que enfrentan los océanos y los que los manejan.
Los ecologistas han alabado la decisión de Obama de crear el grupo de trabajo—algo contemplado en la comisión oceánica de Bush y por otros expertos—pero no está claro cuán efectivo puede llegar a ser dado las prioridades políticas existentes. Algunos congresistas están apoyando un proyecto de ley integrado para la protección de océanos, denominada Océanos-21, que propone regular pesquerías, establecer una red de áreas protegidas, proporcionar un marco para la administración de océanos, rescatar costas y áreas del litoral, y ayudar a la vida marina a sobrevivir el calentamiento climático.
Afortunadamente, los norteamericanos no son los únicos concernidos acerca de los océanos del mundo. Las Naciones Unidas lanzaron su iniciativa Oceans and Coastal Areas Network (Red de Océanos y Areas Costeras)—luego rebautizada Océanos ONU—en 2003 para coordinar los esfuerzos de rescate oceánicos y costeros alrededor del mundo. Más recientemente, varias naciones isla en el pacífico occidental y el océano Indico formaron la Iniciativa de Triángulo Coral, adoptando un plan de 10 años de acción para detener el avance de amenazas crecientes a los arrecifes de coral, peces, bandas costeras de manglar y otros recursos marinos a través de la región. Aunque los problemas pueden ser más difíciles que nunca, por lo menos ahora nuestros océanos están al fin recibiendo un poco de atención; sólo el tiempo podrá decir si abrazamos estas medidas a tiempo para evitar el colapso global de los ecosistemas marinos.
CONTACTOS: UN Oceans, http://ioc3.unesco.org/un-oceans
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