Dear EarthTalk: Short of massive efforts to build a public transportation infrastructure, which doesn’t appear likely anytime soon, what is being done to address traffic congestion, which is reaching absurd levels almost everywhere? - John Daniels, Baltimore, MD
Pic courtesy: "Antonio García Rodríguez, courtesy Flickr."
Traffic congestion has gotten way out of hand—and not just in developed countries anymore: Traffic jams and smog plague dozens of cities in China and in many other parts of the developing world. Here in the U.S., road congestion now causes commuters to spend an average of a full work week each year sitting in traffic, according to the Texas Transportation Institute. While alternative modes of getting around are available, most of us still opt for our cars for the sake of convenience, comfort and privacy.
The most promising technique for reducing city traffic is called congestion pricing, whereby cities charge a toll on entering certain parts of town at certain times of day. The theory goes that, if the toll is high enough, some drivers will cancel their trips or opt for the bus or rails. And it seems to be working: The Environmental Defense Fund (EDF) reports that Singapore, London, Stockholm and the three largest cities in Norway have reduced traffic and pollution in downtown areas thanks to congestion pricing.
New York City Mayor Michael Bloomberg continues to push for congestion pricing to ease traffic in Manhattan. The latest proposal—rejected by the State Legislature in 2008—called for an $8 toll to enter Manhattan between 6 a.m. and 6 p.m., with monies funding public transit maintenance and expansion.
Another way to reduce rush hour traffic is for employers to implement flex-time, which lets employees travel to and from work at off-peak traffic times to avoid rush hour. Those who must travel during busy times can do their part by carpooling. Employers can also subsidize employee mass transit costs, and/or allow more workers to telecommute (work from home) so as to keep more cars off the road altogether.
Some urban planners still believe that the best way to ease traffic congestion is to build more roads—especially expressways that can take drivers around or over crowded city streets. But such techniques don't really keep more cars off the road; they only accommodate more of them. Forward-thinking city planners, knowing that more and more drivers and cars are taking to the roads every day, are loathe to encourage more private automobiles when mass transit options are so much better for people and the environment.
And Americans are getting it. According to EDF, public transit usage has steadily risen since 1995, with Americans taking 10.7 billion public transportation trips—the largest number in a half century—in 2008. Light rail, hybrid buses and other promising options are working their way into some U.S. cities. To this end, the Obama administration has committed some $7 billion in stimulus dollars to help transit systems increase capacity and upgrade to more efficient technologies.
But environmentalists complain that such funding is a drop in the bucket compared to the $50 billion committed to roads, bridges and highways, and that transit authorities can’t use any of it to fund maintenance and operations, meaning that jobs must be cut and routes shut down. EDF is calling on Obama to include significant funding for transit operations in the jobs bill now being debated in Congress.
CONTACTS: Texas Transportation Institute, http://tti.tamu.edu/ ; EDF, http://www.edf.org/
Querido DiálogoEcológico: Fuera de esfuerzos masivos para construir una infraestructura de transporte público, lo que no parece probable en el futuro próximo, qué se está haciendo para reducir la congestión del tránsito, que alcanza niveles absurdos en casi todas partes? - John Daniels, Baltimore, MD
La congestión del tránsito ha alcanzado niveles ridículos—y no solamente en países ya desarrollados: Los embotellamientos y el smog plagan docenas de ciudades en China y en muchas otras partes del mundo en vías de desarrollo. Aquí en EE.UU., la congestión de carreteras obliga ahora a los que tienen que viajar todos los días al trabajo un promedio de una semana laboral completa cada año sentados en el tránsito, según el Instituto de Transporte de Tejas. Aunque modos alternativos de viajar están disponibles, la mayor parte de nosotros todavía optamos por nuestros coches por la conveniencia, la comodidad y la intimidad.
La técnica más prometedora para reducir el tráfico en la ciudad se llama “peaje de congestión”, según lo cual las ciudades cargan un peaje en ciertas puntos de entrada a la ciudad a ciertas horas del día. La teoría es que, si el peaje es lo suficientemente alto, algunos conductores cancelarán sus viajes u optarán por el autobús o los trenes. Y parece que está dando resultados: El Fondo de Defensa Ambiental (FED) informa que Singapur, Londres, Estocolmo y las tres ciudades más grandes de Noruega han reducido el tránsito y la contaminación en áreas céntricas gracias al sistema de peajes de congestión.
El Alcalde de la Ciudad de Nueva York Michael Bloomberg continúa luchando por introducir el “peaje de congestión” para aliviar el tránsito en Manhattan. La última propuesta—rechazada por la Asamblea Legislativa del estado en 2008—propuso un peaje de $8 para entrar a Manhattan entre las 6 de la mañana y 6 de la tarde, y con estos dineros se visualiza financiar el mantenimiento y expansión del tránsito público.
Otra manera de reducir el tránsito de hora pico es que los empleadores implementen un horario de trabajo flexible (flex-time), que permite a los empleados viajar de ida y vuelta al trabajo en horarios no pico para evitar la congestión de las horas pico. Los que deben viajar durante horas congestionadas pueden ayudar usando carpooling. Los patrones también pueden subvencionar los costos de transporte público de los empleados, y/o permitir que más trabajadores puedan “teletrabajar” (trabajar en casa) para mantener más autos fuera de las carreteras enteramente.
Algunos planificadores urbanos todavía creen que la mejor manera de descongestionar el tráfico es construir más carreteras—especialmente autopistas que puedan desviar el tráfico alrededor o por encima de calles atochadas de la ciudad. Pero tales técnicas no mantienen realmente más carros lejos de las carreteras; sólo acomodan más automóviles. Los urbanistas de avanzada, sabiendo que cada día más conductores y carros entran a las carreteras, aborrecen la idea de invitar más automóviles privados cuando las opciones de transporte público son mucho mejor para la gente y el ambiente.
Y los norteamericanos están aparentemente comprendiendo la situación. Según el EDF, el uso del tránsito público ha crecido constantemente desde 1995, con los norteamericanos haciendo 10,7 mil millones de viajes por transportes públicos—la cifra más grande en medio siglo—en 2008. Los trenes suburbanos, los autobuses híbridos y otras opciones prometedoras están penetrando algunas ciudades de EE.UU. A este fin, la administración de Obama ha cometido unos $7 mil millones de dólares de estímulo para ayudar a los sistemas de tránsito a aumentar su capacidad y adoptar tecnologías más eficientes.
Pero los ecologistas se quejan que tal financiación es una gota de agua en el océano comparado con los $50 mil millones cometidos a caminos, puentes y carreteras, y que las autoridades del tránsito no pueden utilizar nada de ello para financiar mantenimiento y operaciones, significando la cancelación de empleos y rutas. El EDF está pidiendo a Obama que incluya financiación seria para operaciones de tránsito en el proyecto de ley sobre empleos que se debate en estos momentos en el Congreso.
CONTACTOS: Texas Transportation Institute, http://tti.tamu.edu/ ; EDF, http://www.edf.org/
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